"El argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado. Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos suelen ser pésimos o al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción; lo cierto es que el argentino es un individuo, no un ciudadano. Aforismos como el de Hégel “El Estado es la realidad de la idea moral” le parecen bromas siniestras.
El mundo, para el europeo, es un cosmos, en el que cada cual íntimamente corresponde a la función que ejerce; para el argentino, es un caos. El europeo y el americano del Norte juzgan que ha de ser bueno un libro que ha merecido un premio cualquiera, el argentino admite la posibilidad de que no sea malo, a pesar del premio. En general, el argentino descree de las circunstancias. Puede ignorar la fábula de que la humanidad siempre incluye treinta y seis hombres justos —los Lamed Wufniks— que no se conocen entre ellos pero que secretamente sostienen el universo; si la oye, no le extrañara que esos beneméritos sean oscuros y anónimos."
En una reunión de trabajo, hace unos días, escuché decir a una de las integrantes de la unidad, que “la palabra colaboración debía ser abolida de la unidad”. Que alguien diga esto es lamentable y preocupante, pero más preocupante es que ninguno de los que escucharon esto tomó el guante para esbozar una respuesta. Tengamos en cuenta que los que participaron de esta reunión son el staff médico de lo que llamamos “Unidad de Gestión”, así, como se lee. Entonces se hace difícil entender que trabajando en una “Unidad de Gestión”, la colaboración deba ser abolida.
Está claro que un servicio o un grupo de trabajo no debe funcionar solo por la buena voluntad o la sola colaboración de sus integrantes. Estamos de acuerdo también de que existen las llamas 7C del trabajo colaborativo: compromiso, constancia, complementariedad, consecuencia, coordinación, comunicación y confianza.
Luego de un brote de inquietud y malestar por lo que escuché, salí a buscar evidencias. La palabra colaboración tiene como sinónimos: cooperación, participación, aportación, contribución. Entre las definiciones de la palabra colaboración se encuentran: “trabajo entre varias personas con un objetivo en común”. Si buscan en Google Imágenes la palabra colaboración, podrán ver que la mayoría de las imágenes encontradas, consisten en personas tomadas de la mano o personas trabajando en conjunto.
Estoy convencido que la colaboración es un aspecto intrínseco de la sociedad humana. Al ser algo intrínseco la pregunta que surge es ¿cómo se hace para dejarla de lado?. Es evidente que hay personas cuyo individualismo está por encima de cualquier cosa, personas que se rigen por la regla del primero yo, después yo, tercero yo, gente que hace uso y abuso del dicho “la caridad bien entendida comienza por casa” a lo que agregan “y termina en mi casa”. Es ese individualismo, “acaso inútil o perjudicial hasta ahora” según Borges, lo que los moviliza.
El mundo, para el europeo, es un cosmos, en el que cada cual íntimamente corresponde a la función que ejerce; para el argentino, es un caos. El europeo y el americano del Norte juzgan que ha de ser bueno un libro que ha merecido un premio cualquiera, el argentino admite la posibilidad de que no sea malo, a pesar del premio. En general, el argentino descree de las circunstancias. Puede ignorar la fábula de que la humanidad siempre incluye treinta y seis hombres justos —los Lamed Wufniks— que no se conocen entre ellos pero que secretamente sostienen el universo; si la oye, no le extrañara que esos beneméritos sean oscuros y anónimos."
Borges, Buenos Aires 1946
En una reunión de trabajo, hace unos días, escuché decir a una de las integrantes de la unidad, que “la palabra colaboración debía ser abolida de la unidad”. Que alguien diga esto es lamentable y preocupante, pero más preocupante es que ninguno de los que escucharon esto tomó el guante para esbozar una respuesta. Tengamos en cuenta que los que participaron de esta reunión son el staff médico de lo que llamamos “Unidad de Gestión”, así, como se lee. Entonces se hace difícil entender que trabajando en una “Unidad de Gestión”, la colaboración deba ser abolida.
Está claro que un servicio o un grupo de trabajo no debe funcionar solo por la buena voluntad o la sola colaboración de sus integrantes. Estamos de acuerdo también de que existen las llamas 7C del trabajo colaborativo: compromiso, constancia, complementariedad, consecuencia, coordinación, comunicación y confianza.
Luego de un brote de inquietud y malestar por lo que escuché, salí a buscar evidencias. La palabra colaboración tiene como sinónimos: cooperación, participación, aportación, contribución. Entre las definiciones de la palabra colaboración se encuentran: “trabajo entre varias personas con un objetivo en común”. Si buscan en Google Imágenes la palabra colaboración, podrán ver que la mayoría de las imágenes encontradas, consisten en personas tomadas de la mano o personas trabajando en conjunto.
Estoy convencido que la colaboración es un aspecto intrínseco de la sociedad humana. Al ser algo intrínseco la pregunta que surge es ¿cómo se hace para dejarla de lado?. Es evidente que hay personas cuyo individualismo está por encima de cualquier cosa, personas que se rigen por la regla del primero yo, después yo, tercero yo, gente que hace uso y abuso del dicho “la caridad bien entendida comienza por casa” a lo que agregan “y termina en mi casa”. Es ese individualismo, “acaso inútil o perjudicial hasta ahora” según Borges, lo que los moviliza.