Otra vez fuera de los lineamientos de este blog. En tres lustros que llevo como médico siento hoy, que mi apostolado por la medicina lo he dejo atrás hace varios años. No por ello he resignado mis ganas de aprender y de querer ser partícipe de aquellos cambios que tiendan a lo que no voy a cansarme de pregonar, el sentido del bien común.
En el sector público del sistema de salud la gran mayoría hace lo que su “saber” y “entender” les manda, pero no siempre esas decisiones están basadas en por lo menos un poco de sentido común. Esto es lo que en términos de gestión se llama variabilidad clínica. Parece tan difícil ponernos de acuerdo.
Existen protocolos de manejo o guías de manejo para la mayor parte de las patologías más frecuentes, sería cuestión de revisarlas, adaptarlas a nuestra realidad, difundirlas, aprenderlas y aplicarlas.
También entiendo que cada paciente es particular y enferma como puede por lo tanto no siempre va a encajar en nuestros algoritmos, pero las guías de manejo nos permitirían al menos tener algún margen de maniobra razonable y evitar conductas médicas peligrosas como la de utilizar 5 antibióticos al mismo tiempo en un paciente neutropénico, algo que suena tremendo e increíble pero más se nos revuelve la conciencia cuando vemos que ese paciente es un niño.
Es hora, o en algún momento lo será, que el órgano rector del Sistema de Salud deje de hacer la del Gran Bonete y asuma el rol que le corresponda, pero también somos los individuos que formamos parte de este sistema, los que cada uno en la medida que le corresponde se hagan cargo y digan -¡Yo señor, si señor!
Mi querido amigo:
ResponderEliminarNada está más adentro de los lineamientos de tu blog que llamar la atención sobre las cosas que ocurren todos los días y no tienen explicación posible, al menos desde la razón. Me parece que el caso de los 5 antibióticos en un neutropénico febril con enfermedad onco-hematológica de base merece una comentario un tanto más extenso que me voy a tomar el atrevimiento de hacer, en honor a los que pides: Que vayamos dejando de lado el juego del gran bonete y asumamos el rol que nos corresponde porque dicho sea de paso, los que nos consideramos capaces, somos en gran medida Responsables de la proliferación de incapaces. Vamos al caso:
No fueron 5, sino 6 los antibióticos que se usaron: Vancomicina, ceftazodima, claritromicina, trimetoprima-sulfametozaxol (lo consideremos uno), metronidazol y anfotericina B en un niño de 10 años que de la Terapia Pediátrica pasó a cuidados intermedio-moderados. No encuentro explicación racional a esta conducta ¿médica? que cae vertical en el centro de la ineseable doctrina de la ‘porsiacasoterapia’ que a tantos médicos les ha permitido dormir tranquilos, a tantos gérmenes les posibilitó desarrollar resistencias y a tantos pacientes les aceleró el camino a la muerte.
Digo yo: ¿Qué razón se puede invocar cuando uno se entera de este tipo de cosas?, más aún habiendo, como bien dices, guías de práctica clínica elaboradas seguramente por profesionales que saben mucho más que lo que demuestran conocer quienes cometen estas aberraciones seudoterapéuticas ‘en nombre del paciente’?
Que estén bien