Me gustan las listas, suponen orden, seguridad y me dejan pensar en otras cosas, que, lógicamente no están en la lista.
Levantarse temprano todos los días
Respirar profundo al menos dos veces al día
Caminar despacio. Caminar
Pensar, mucho
No pensar (para sentir más)
Perderse de uno mismo (algún día voy a explicarlo mejor)
Escuchar música
Escuchar. Escuchar
Hablar poco
Ayudar. Venimos al mundo para ser útiles
Creer. ¿Cómo se vive sin creer?
Leer. Releer
Acompañar y recordar que no se priva de la esperanza a nadie
Mirar y ver
Observar (Mirar+Ver)
Charlar mucho (ya dije hablar poco)
Enseñar, pero como dice Ortega y Gasset, “enseña a dudar de lo que enseñas”
Una vez más fuera de los lineamientos de este espacio. En un mundo plagado de medios digitales, de aparatos para “facilitarnos la vida”, de información al alcance de tus dedos, de medicamentos “para todo y para todos”, aun seguimos necesitando de los demás. No descubro nada, ya lo sé. Mejorar como persona, que es un resultado en lo individual, requiere de la participación de otras personas, sofisticado engranaje en red que podemos calificar como educación. De la lista pocas cosas las aprendí o descubrí solo, me las enseñaron (unos amigos que tengo por ahí). Para los que creen que los médicos están hechos de otra pasta, se equivocan, antes que nada son personas y aunque no parece, personas con sentido del bien común.
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